Somos muchos los que en estos
comienzos de septiembre finalizamos nuestros periodos vacacionales y
hemos de volver a nuestra rutina laboral. Las noticias y los
telediarios, seguramente, comenzarán a hablar de ese síntoma que llaman
"depresión posvacacional". Yo soy uno de los que vuelvo al trabajo en
estos días y, aunque no creo llegar al nivel de depresión, sí que me
invade un pequeño bajón moral. Se me pasa pronto, en un par de días,
pero hasta entonces no dejo de echar de menos esos días de no madrugar,
de tener tiempo libre para retomar viejas aficiones o, simplemente, de
descansar.
Sé
que puede resultar un poco egoísta quejarme de este retorno laboral
cuando hay mucha gente que no tiene un trabajo al que volver, pero uno
no puede controlar sus propias sensaciones, sería una completa falta de
sinceridad decir que estoy deseando retomar, en mi caso, las pizarras,
los papeles, los libros... Eso sí, tampoco me asusta esta sensación,
desde bien pequeño me cuesta horrores la "vuelta al cole", tanto en el
propio colegio como en el instituto o en la universidad. Por eso, sé de
sobra que en unos días desaparecerá este bajón.
En
fin, no pretendo aburrir a nadie con mis penas, pero, como dice un
sabio dicho del pueblo español, "mal de muchos, consuelo de tontos". El
saber que hay mucha gente en las mismas circunstancias y con las mismas
pocas ganas que yo de volver al curro parece que me alivia un poco. Por
eso esta entrada, simplemente para que podamos desahogarnos
conjuntamente todos los que finalizamos nuestro recreo y vamos sin
ninguna gana y con cara de asco el primer día de vuelta. Por eso, no os
cortéis y permitidme que sea un firme hombro para que lloréis esta
conclusión del periodo estival. ¿Tenéis también vosotros este pequeño
bajón o lo lleváis mejor?
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